3 razones por las que me siento frustrada

Todas nos sentimos frustradas alguna vez en la vida. Esa mezcla de angustia, desilusión y enfado que nos invade y nos dan ganas de llorar de impotencia. Pero ¿por qué nos frustramos?

Ayer mismo me di cuenta que a pesar de haber evolucionado un montón a nivel emocional este año, todavía experimento a veces esa sensación de frustración. A raíz de esa emoción que se me presentó ayer y hoy, me puse a reflexionar sobre las principales razones por las que me siento frustrada y me di cuenta que siempre son las mismas. Las comparto con ustedes a ver si coinciden en alguna.

Ocasiones en las que sentimos frustración

Cuando tenía unos 23 años y estaba por terminar la carrera de Periodismo, me empecé a sentir frustrada. Se terminaba una etapa y no estaba segura de cuál era la etapa nueva que empezaba y si realmente quería que empezara algo nuevo. Sentía cierta tristeza por el fin de lo que habían sido mis cinco años de Universidad y a la vez sentía una especie de miedo por el futuro que se me presentaba sin mucha esperanza a nivel laboral. Y como las emociones no vienen solas, también me empecé a enfadar conmigo misma por no poner remedio a ese malestar, y así fue como apareció la frustración.

A algunas amigas mías también les pasó. El hecho de cerrar una etapa de nuestras vidas a veces nos genera cierta tristeza y nos bloquea. Y al mirar hacia el futuro vemos tanta incertidumbre que nos da miedo, nos paraliza, y no nos sentimos capaces de avanzar.

Es algo que también le ocurrió a una amiga cuando su marido se murió a los más de 70 años de edad. Había dedicado toda su vida a su marido y a sus hijos y ahora no sabía qué hacer. Se frustraba pensando que habría podido hacer algo distinto, haber estudiado la carrera que deseaba. Pero ella no se quedó largo tiempo en la frustración, sino que actuó para remediarlo: se apuntó a la carrera de Periodismo y la terminó con 82 años. Años más tarde, falleció feliz de haber cumplido su sueño.

Yo superé también mi etapa de frustración de los 23 con un trabajo que me dio muchas amistades y ratos divertidos. Pero a los 27 años volví a sentirme perdida y frustrada. A ratos, quería dejar el trabajo para irme a dar la vuelta al mundo aunque solo tuviera 1000 euros ahorrados. Por momentos deseaba irme a vivir a la Argentina y estar cerca de familiares y amigos, de mi vida de allá, para luego iniciar un viaje por Latinoamérica trabajando de lo que me diera la gana. En realidad, esta segunda idea formaba parte de la otra, porque imaginaba que podía iniciar mi vuelta al mundo desde mi ciudad natal, como algo épico. Contra más tardaba en juntar los supuestos 3000 euros que me había propuesto para iniciar mi viaje (vaya a saber una de donde saqué la cifra), más me frustraba.

A veces las frustraciones vienen de ponernos metas muy grandes y otras veces es un enfado con nosotras mismas por no pasar a la acción. En aquel caso eran ambos. Quizá debería haberme lanzado a la aventura con la que soñaba sin esperar a ahorrar ese dinero que tardaba tanto en conseguir. O quizá me debería haber puesto una meta más alcanzable en un período más corto.

A veces son épocas, otras veces son tan solo días, en los que aparece la frustración y no sabemos cómo manejarla, qué hacer con todo lo que sentimos. Y lo peor de todo es que en vez de frenar los pensamientos que están haciéndonos sentir así, los alentamos.

De repente, nos encontramos pensando cosas como "mi vida no tiene sentido, no hice nada de lo que quería" y cosas que además de perjudicarnos, son mentira. Pero en los momentos en los que nos invade la frustración, no vemos la realidad, no nos hacemos cargo de nuestra vida, parece que como no estamos donde queremos estar, lo hicimos todo mal. Y no es así, hicimos lo que estaba a nuestro alcance en ese momento, tomamos la decisión de hacerlo porque nos parecía bien por alguna razón. No podemos juzgar decisiones del pasado con la mirada de la experiencia que tenemos hoy.

¿Y cuáles son esas 3 razones por las que nos solemos frustrar?

Antes de mencionar las tres razones que he identificado que me hacen sentirme frustrada, me gustaría hablar de algo que aprendí hace unos años: la frustración es una emoción de la familia de la tristeza, pero se sitúa muy cerca de la familia de la ira o el enfado.

Esto quiere decir que llego a frustrarme cuando hay algo que me ha hecho sentir triste y medio enfadada. Viene de la tristeza y el enfado que me produce no conseguir algo que esperaba conseguir. Cuando aprendí esto, me cambió la vida, porque me permitió comprender la raíz del problema. Y esa raíz muchas veces están en lo que me digo a mí misma. Sí, no está en lo que me dicen otras personas, que también, porque todo me afecta, pero está principalmente en lo que yo me digo a mí misma, en mis pensamientos.

1. Te propones una meta y no la consigues

A veces no consigues una meta que te propones porque no te has formado lo suficiente o porque no te sentaste a escucharme y ver qué es lo que querías de esa meta. O quizá no te armaste un plan de acción para conseguirla.

En todos los casos, no conseguir lo que querías lograr en una determinada fecha, te frustra y empiezas a decir todas esas cosas que no te hacen bien, porque analizan el pasado desde esa emoción.

A mi la meditación me ayuda a ponerle freno y tratar de entender cuál es el mensaje que me trae la frustración respecto a esa meta que no alcancé. Y ahí me planteo mirar al futuro y decidir qué quiero hacer con esa tristeza y ese enfado por no haber conseguido lo que quería: ¿puedo ponerle nueva fecha? ¿qué puedo hacer diferente para conseguirlo?

2. Estás avanzando en un proyecto y hay algo técnico que no te sale

Esta es un clásico. Tengo una amiga a la que le pasa constantemente. A punto de cerrar su web y su negocio al completo cada dos por tres. Incluso le ocurre a grandes empresarios y he visto a más de uno con ganas de despedir a todo el equipo técnico por la frustración que le producía no saber dónde estaba el problema.

Cuando creé el blog de rominitaviajera en 2015 para contar mis experiencias de viaje con la idea de vivir de lo que me apasiona, me frustraba a menudo porque sentía que la tecnología estaba en mi contra. Lo que pasaba es que había cosas complejas que hacer, relacionadas con dominios, subdominios, DNS, servidores, FTP, etc. que yo no sabía cómo hacer y me frustraba. Otra vez lo mismo: la tristeza que me producía la desilusión de no conseguir hacer algo que pensaba que podría hacer, se me mezclaba con el enfado conmigo misma.

Esa frustración a veces se va pidiendo ayuda a otra persona y otras veces dándonos el espacio para descansar, alejarnos del problema técnico y volver con más energía para resolverlo. A día de hoy, me sigue pasando con mi web personal, en la que ofrezco mis servicios como Coach Profesional, solo que identifico mi frustración y la escucho mucho más rápido que antes.

3. Me imagino que algo saldrá de una manera y luego sale de otra

Esto es muy parecido a la decepción, solo que a veces acaba en frustración porque le metes leña al fuego. Te desilusionas cuando algo que imaginabas que sería de una manera sale de otra y, en vez de aceptarlo, das rienda suelta a los pensamientos negativos.

A veces se da el caso de que planificamos una salida, un viaje o algún tipo de evento en particular como puede ser la celebración de un cumpleaños o una despedida de solteras. Organizas todo al detalle y esperas grandes resultados que cuando no ocurren como te imaginabas, te frustras pensando en que es tu culpa.

De hecho, me pasó eso cuando cumplí 30 años. Organicé una fiesta en la que invité a más de 40 personas de las cuales solo vinieron 15. Podría haber pensado ¡Qué afortunada soy de contar con estas personas! Y simplemente disfrutar de la celebración con ellas. Pero por un buen rato estuve diciéndome "soy un desastre organizando eventos, no tengo poder de convocatoria, nadie me quiere, todos tienen mejor cosa que hacer que celebrar mis 30, estoy sola..." y un largo etcétera de pensamientos negativos, poco realistas. Resultado: frustración.

A veces tener unas expectativas muy altas sobre algo, nos genera frustración. Culparse de todo lo que ocurre diferente a lo que imaginamos, también.


¿Cómo evitar la frustración?

Más que evitarla yo diría que lo ideal es canalizarla, porque es normal que aparezca la frustración y no es algo negativo sino que viene a decirnos algo y nos invita a hacer algo para salir de esa emoción y no entrar en un estado de ánimo más profundo como la depresión. Así es que podemos afrontar esta emoción de una forma más adaptativa, que no nos perjudique, con ciertas acciones que podemos hacer:

Reducir las expectativas: es normal que esperemos algo lindo cuando organizamos algo o emprendemos algo, incluso aunque no seamos las personas que organizan, siempre esperamos un resultado agradable. Pero contra más altas son nuestras expectativas más posibilidades de desilusión y frustración hay. Así que puede ser interesante reducir un poquito nuestras expectativas y plantearnos objetivos más pequeños fácilmente alcanzables antes de ir a por los más grandes.

Ser flexibles: a principio de este año hice un proceso de coaching con una colega y me sirvió para darme cuenta que mi nivel de frustración era mayor contra más me exigía. Si al finalizar el día no había hecho todo lo que ponía mi agenda, me frustraba, y así con otras cosas en la vida. Está bien planificar y organizarse pero también hay que dejar lugar a la improvisación y a los imprevistos y adaptarse. 

Aceptar: la aceptación es la amiga de la gestión emocional y el mindfulness. Aceptar que hay cosas que ocurren y no podemos controlar, es clave para evitar la frustración. Cuando tenía 17 años celebré mi fiesta de graduación de la Escuela Secundaria sin que estuviera mi papá porque él ya se había venido a vivir a España y no llegaba de viaje a tiempo, y yo lo tenía asumido. De repente, se murió una de mis abuelas dos días antes de la graduación. Otra silla vacía. Y la tristeza de la pérdida sumado al enfado que me dio de que las cosas se torcieran tanto, me provocó una frustración enorme. Y lo peor de todo, no me permití sentir la emoción y llorar la muerte de mi abuela como debía. Tenía derecho a estar triste, pero el enfado se apoderó de mí y me llevó a la frustración. Yo no podía cambiar nada pero fui incapaz de entender esto y aceptar las cosas durante mucho tiempo.

Conocernos: es importante tener claras nuestras capacidades, nuestras limitaciones, nuestras barreras y las oportunidades para mejorar. Volviendo al ejemplo de la tecnología, quizá creerme que yo puedo con todo y que no necesito ayuda respecto al tema de desarrollo web, es algo que habla de mi ego, y no estoy reconociendo mi limitación. Si sé que tengo la capacidad de escribir este artículo y que me quede bien porque mi experiencia me habla de que es así, es posible que escriba y me guste el resultado y evite la frustración. Si por el contrario, no sé escribir, me formaré o pediré ayuda.

Aprender de los errores: cada vez que nos equivoquemos con algo, no centrarnos en lo que salió mal, sino en cómo podemos hacerlo mejor la próxima vez. Es perfectamente normal cometer errores. Nos lo tenemos que permitir. Parece que hay una tendencia a hacerlo todo perfecto o no hacerlo. Yo prefiero hacerlo, como me sale de corazón, y ya lo mejoraré. Y si me equivoco, más que aprendo. Como Edison cuando intentaba crear su lamparita: si no hubiera aprendido de los errores, no habría conseguido crearla. Los errores o fracasos son aprendizajes. 

Darse espacio al auto-conocimiento

Todas las técnicas mencionadas anteriormente me sirvieron en distintas ocasiones para procesar mejor la frustración o evitarla. A veces, fue gracias a un proceso de coaching o de mentoría, otras fue gracias a un taller de gestión emocional o de mindfulness, o incluso conversando con mi mamá, con una amiga, con mi pareja o practicando meditación. Lo importante es darse ese espacio al auto-conocimiento. Regalarse momentos de reflexión, de mirar para adentro y de entender lo que estoy experimentando, de sacarle provecho para alimentar nuestro desarrollo personal, nuestro crecimiento y evolucionar.

¿Y a vos qué te hace sentir frustración? ¿Cómo la evitas o cómo la canalizas? 

Te leo en los comentarios.



Comentarios

  1. A todos nos ocurre que a veces nos sentimos frustrados, yo cuando me pasa, trato de pasar pagina y seguir adelante, detenernos en la frustración no nos aporta nada y tardamos en salir cada vez cuesta mas, así que hay que tratar de avanzar lo mas rápido posible, muy buenos tus argumentos, felicitaciones Romina

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    1. Es cierto, detenernos en la frustración demasiado tiempo es peor. Siempre para adelante :) Así le enseño yo también a Luca. Tengo un buen mastero ;)

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