Perseidas 2012: una noche mágica


Las Perseidas son un espectáculo natural. Disfrutarlas entre amigos en la Sierra de Madrid sin contaminación lumínica y con el único sonido de los grillos y demás animales nocturnos es un lujo. Si además de un entorno tranquilo y salvaje te toca un cielo despejado como el de la madrugada de hoy 12 de agosto de 2012, te puedes sentir privilegiado.

Ayer unas siete personas emprendimos viaje a la Sierra de Madrid. Objetivo: ver la lluvia de estrellas, las Perseidas, las lágrimas de San Lorenzo. Lugar: Peñalara (en principio creí que junto a la laguna de Peñalara pero realmente lo que quería el grupo es llegar al pico). Equipaje: unos sacos de dormir, unas mochilas, algo de comida, música y ganas de pasarlo bien y de disfrutar de una noche diferente lejos del calor asfixiante de Madrid capital (40/43º éstos días de la ola de calor).

"Las Perseidas iluminan las noches cuando la Tierra atraviesa la estela de detritos cósmicos dejada por el cometa Swift-Tuttle, que orbita alrededor del sol cada 130 años. Las Perseidas empiezan a cruzar el cielo en julio y continúan apareciendo hasta finales de agosto. Pero los meteoritos llegan a su máxima expresión a mediados de agosto con una media de 70 a 80 estrellas fugaces cada hora", nos comentan en el National Geographic. La mayoría las conoce como "las lágrimas de San Lorenzo".

Si bien había intentado ver ésta lluvia de meteoritos otro año, un 10 de agosto de hace unos cuántos años, es la primera vez que lo consigo. Y creo que también fue la primera vez de algunas personas del grupo con el que fui. Sin duda, una noche que no olvidaremos.

Lluvia de meteoritos

El cielo aparecía despejado sobre las once de la noche cuando por fin conseguimos un lugar reparado donde acampar (tarea ardua cuando ya contábamos sólo con la luz de las linternas y la intuición y la valentía de un par de compañeros geniales). Después de comer nos tiramos a mirar las estrellas, fijas en el firmamento de cada noche, invisibles para nuestros ojos cuando estamos en la Capital. ¡Qué belleza! ¡Qué lindo es el cielo limpio y lleno de estrellas! Pero lo mejor estaba por venir.

A eso de las doce o una de la madrugada empezamos a ver estrellas fugaces, meteoritos atravesando la atmósfera que se prenden fuego al chocar sus capas. Al principio éran unas pocas. Pero cada vez más densas, con más estela, con más brillo. Hasta que aquello parecía una verdadera lluvia de estrellas. ¡Qué hermosura! ¡Qué de estrellas pasaron por delante de nuestros ojos! Fue un verdadero espectáculo natural.

Noche mágica

¡Qué maravilla las Perseidas! Algunas se veían en tonos verdes, otras despedían un brillo anaranjado, otras eran pequeñas de luz blanca o amarilla. ¡Qué hermosa variedad! Ver tantas estrellas fugaces, tan grandes y de estela tan densa, tan brillantes y de recorrido tranquilo más que fugaz, fue algo impresionante. Realmente vivimos ratos de placer visual sumado al relax que prodrucía estar recostados sobre la roca con algo de hierba, en plena sierra madrileña, sin nada ni nadie alrrededor más que nuestro grupo. Eso sí, todos unidos y bien pegados para evitar el frío.

Un equipo humano muy lindo. Muy solidario. Muy divertido. Un entorno agradable a pesar de la brisa fría nocturna. Un paisaje precioso. Meteoritos encendiéndose en nuestra atmósfera iluminando el cielo. Todo estaba servido para que fuera una noche mágica e inolvidable. Y así fue. Maravillosa, mágica.




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